Entrevista a

Elena Muñoz

Actriz, dramaturga y guionista chilena. Es una de las fundadoras de la compañía Teatro Aparte. En televisión, formó parte del elenco de exitosas telenovelas, destacándose en el rol protagónico de Mi nombre es Lara (1991).

Ref: (Muñoz, E., comunicación personal, 29 de marzo de 2024)

Entrevistadores (E): ¿Cuándo conociste a Marco Correa? En ese momento, ¿tenías referencias de él de antes? ¿De su trabajo o de él en general?


Elena Muñoz (EM): Lo conocí en alguna de las primeras teleseries que yo hice. En la primera sí lo conocía, pero no en persona, de nombre. Fundamentalmente del teatro, no por la televisión. Y llegué a una teleserie y ahí estaba… me di cuenta de lo talentoso que era, de lo amoroso que era, lo sencillo que era, lo horizontal que trabajaba… lo segurizador que era… todo lo encontraba lindo. Además, trabajaba súper personalizado con uno. Por ejemplo, hice una teleserie en que yo era la protagonista -se llamaba Mi nombre es Lara-, y fue súper importante para mi personaje el vestuario. Él me diseñaba cada vestido y cada vestuario pensando en lo que a mí me iba a quedar bien, en lo que significaba para el personaje… de hecho hasta me vistió, porque yo en esa época era tan conocida por la teleserie, fui jurado para elegir a la Miss Chile, cuando salió elegida la Cecilia Bolocco. Y él me hizo el vestido, yo me acuerdo perfecto: un vestido dorado así bien escotado. Y yo le decía: “Marco, ¡cómo voy a salir con este escote!”. Me decía “tranquila, tranquila, vai a matar con el vestido”. Y como que uno tenía la fantasía que ojalá el Marco Correa lo vistiera a uno para la vida. Y a la vez hacía mucha teleserie, también hizo La Quintrala… él era genial en todas las épocas, en todos los vestidos, en todos los géneros. Era un lujo tenerlo trabajando en un área dramática. O sea, yo creo que eso ya no se da, tener a alguien de la altura de él trabajando… y además que él tenía como mucha vocación por el trabajo en la teleserie. Le encantaba ir a las giras, ponte tú, ahí estaba. Salíamos a carretear, él salía a carretear. Era súper detallista y súper culto, sabía mucho de teatro, de arte. A veces también se metía en la ambientación de las cosas y era seco, seco. Y era cálido, era súper cálido. Me acuerdo de que cuando yo estaba en Estados Unidos en una beca, se murió. Muy poco merecida esa muerte…


E: Y tú planteas que él era genial. Esa genialidad, ¿viene desde precisamente su acerbo artístico, cultural, o era intuitivo…?


EM: Yo creo que él tenía talento, era algo que él traía. Traía talento estético impactante. Todo donde ponía las manos quedaba bello. Fuera lo que fuera, si era vestido de gente pobre o lo que sea, era hecho con belleza. Él traía un talento y además se cultivó muchísimo. Él tenía una cosa de moda, en una tienda que tenía, Tai creo que era, también diseñaba para allá.


E: Y eso, ¿tú lo percibías por ejemplo en cómo te calzaba la ropa, indistintamente si el personaje era más adinerado, o de un estrato social más bajo? ¿Tú crees que ese paso por la moda le había dado a él otras herramientas en cuando a conocer el cuerpo de las actrices, y también desde ahí trabajar para que…?


EM: Yo creo que es como al revés, fíjate. Yo creo que él le dio un plus a la moda impactante. Yo creo que él traía eso, él sabía cómo vestir a cada actriz y cada actor para sacarle lo mejor posible, en su tipo, digamos. Yo no me habría… me acuerdo de lo que él me hacía en la Lara que yo me miraba y decía “no puedo ser tan linda”. Y no era que yo fuera linda, era lo que él me hacía, me transformaba en linda, y a la vez era sobrio. Entonces tú lo veías en el día a día y él era muy sobrio para vestirse, muy sobrio. Y él también tenía un cierto gusto por lo sobrio, lo sobrio en él también era bello, era simple, sencillo. Era muy lindo él, además, físicamente. Y era muy cálido. Era como muy respetuoso, se relacionaba con uno muy horizontalmente, él respetaba mucho que uno fuera actor o actriz. Iba a ver tus obras de teatro, por ejemplo, iba a ver todas. Tú siempre te lo encontrabas en los estrenos. Y en los exámenes de teatro de la universidad donde yo estudiaba… estaba siempre empapado de lo que tenía que ver con el teatro…


E: O sea que, en su creación, que es algo propio de los altos artistas, él tenía muchas referencias culturales…


EM: Sí, le encantaba la música, también. Tenía buenos amigos, era muy amigo de Guillermo Murúa y de Sergio Zapata, que es un ambientador tan talentoso. Andaban siempre juntos los tres. Se extraña. Creo que quien logró como igualar el nivel del Marco un poco es el Pablo Núñez, él como que heredó harto de Marco. Bueno, yo estoy más desligada de eso, tal vez. Pero no veo fácil que haya hartos como él. Y creo que él fue maestro, muy maestro, y era culto, yo creo que eso le jugaba muy a favor.


E: Mucha gente que quizá no viene del mundo del diseño de vestuario no necesariamente considera al diseño de vestuario una disciplina artística. A juicio tuyo, porque también hay algunos que adoptan tendencias, a juicio tuyo, ¿Marco era un artista?


EM: Primero que nada, porque era súper creativo, no era que él estudiara una época… él recreaba, no sólo copiaba. O sea, tú te morís lo que era el vestuario de La Quintrala, era impactante. Y ocupabas todo, yo tenía que ocupar corsé. Y él estaba ahí, desde las siete de la mañana que te llamaban, ahí estaba metido. Siempre estaba, trabajador, súper trabajador. Siempre estaba metido, no era que dejara que su gente -trataba muy bien a la gente con la que trabajaba, además, tenía muy buen trato, lo querían mucho. Él se extraña en la televisión, se extraña. Bueno, la televisión derivó como en otras cosas, y además una época en que era muy difícil, estábamos en plena dictadura, entonces no era tan fácil tener un área dramática.


E: Cuando llegaste en 1984, estaba La Torre 10, tu primera teleserie, con un equipo que también venía empezando en general, el área dramática de TVN en este caso. ¿Cómo pudiste percibir si ya había un método de trabajo, cómo se desarrollaba el trabajo dentro del área de vestuario o la relación con los actores? ¿Ya para entonces había un método de trabajo?


EM: Yo creo que había un método. Había una metodología, práctica, llevaban años haciendo teleseries en TVN. Y la productora, que era la Sonia Fuchs en esa época, era una gran productora, o sea… profesora de productores, como de las primeras productoras importantes en el audiovisual en Chile. También había producido teatro ella. Ella armó un equipo muy importante. Igual había cosas que se hacían distintas, era mucho más artesanal, por así decirlo. Se hacía mucho más que lo que se compraba, hoy en día se compra mucho. Es más barato, más rápido, pero ahí estaba la niña cosiendo. Era muy amoroso el Marco, que de repente te hacía vestidos para un matrimonio, para las cosas te decía… de repente yo le decía “oye, tengo un matrimonio” y él me decía “ya, ven pa’cá, toma este vestido”, y te ayudaba a vestirte pa eso…


E: Era una relación que a veces salía de lo profesional y él pasaba a veces a ser el asesor, o la persona que se mostraba…


EM: Él gozaba, gozaba con uno. A él le encantaba lo que hacía, le encantaba. Él era feliz en lo que hacía, lo hacía muy bien y se realizaba mucho. No era amargo. Hay gente en la televisión, había gente también, que era amarga, que era envidiosa, que era competitiva, déspota… de todo eso había, y sigue habiendo. Pero él, nada. Y habría tenido muchas más razones que muchos otros para ser déspota, y nunca lo fue. Marquito…


E: Y él, ¿cómo convivía estas dos vetas que tiene el diseño de vestuario? Por un lado, toda esta formación muy importante, viene también del mundo de las artes escénicas. Pero, por otro lado, la telenovela implica muchas veces crear personajes más populares, con un acerbo más del pueblo, más cotidiano…


EM: Es que cuando tú haces producción teatral y artística, las obras de teatro tienen de todas las clases sociales, entonces eso era lo bueno, que cuando él se metía en una clase social más popular lo hacía bien, no lo hacía desde el estereotipo, ¿te fijai? Su vestuario era lo menos estereotipado que hay. Súper poco estereotipado. Y de repente, ponte tú, había una actriz que siempre hacía de pobre, y en una teleserie la ponían de rica, y tú la veías y tú decías “es otra persona”. Impactante. Y tú veías como la “clase social aristócrata” … y se lo veías en el vestuario, como que te cambiaba la postura, todo. Entonces él te hacía sentir muy cómodo con el vestuario que tú usabas porque sentías que mostraba al personaje.


E: Y él en La Quintrala, ¿se involucraba en otras decisiones, por ejemplo, en maquillaje? ¿Estaba también en otras áreas la mano de él para formar ese look?


EM: Sí, yo creo que sí. El Marco era muy respetado, yo creo que se le preguntaba mucho a él, y lo que era la ambientación también. Yo creo que se le preguntaba mucho. Los directores, la productora… él era una de las cabezas estéticas del audiovisual en TVN, en todos los estilos, en todos los géneros, y pucha que se notaba su mano. Impactante cómo se notaba, y como te digo, lo lindo era que estaban las costureras ahí po’, entonces él compraba las telas… por ejemplo a mí me decía “esto te queda bien a ti porque eres moderna”, ¿cachai?

E: Y tú ibas siendo artífice, digamos, de todo ese proceso. Él te mostraba las telas…


EM: Te las probaba, todo. Totalmente parte del proceso. Y ahí estaba en La Quintrala ayudando a vestir a todo el mundo, y agregándole los pelos y… sí, él también se metía en lo que era peinado, sabía mucho más que el Pato Araya. El Pato Araya era un gran peluquero, pero no era un peluquero de época o cosas así, eso lo manejaba el Marco.


E: Toda la investigación la realizó en gran parte Marco.


EM: Sí, totalmente.


E: ¿Hicieron teatro también con él?


EM: Yo no.


E: Ah, ¿tú no hiciste Quién me escondió los zapatos negros?


EM: ¡Ah, tienes toda la razón!


E: Sí, por eso te preguntamos.


EM: Se me había olvidado.


E: ¿Él fue el diseñador de vestuario ahí?


EM: Claro, se me había olvidado completamente que él fue el vestuarista. Sí po, y era muy bonito, porque además tenía que usar un vestuario muy práctico porque teníamos cambios todo el rato, todo el rato.


E: ¿Y qué recuerdas de ese trabajo en particular con él?


EM: Que también nos pasaba que encontrábamos que todo era precioso, que no costaba nada trabajar con él, que sentíamos que la obra iba a quedar increíble. Nos probábamos los vestidos y había trajes de novia… era muy teatral, muy distinto a lo que era la televisión, tenía que ser mucho más práctico, y este caso, como había también distintas épocas, pero no era totalmente realista el vestuario. Y nosotros hacíamos de niños, entonces tenía que ser de niños, pero no patético, porque éramos adultos, teníamos treinta años. Yo creo que lo hizo muy bien.


E: Claro, porque una cosa está lo que dice la dramaturgia, que el personaje viste de tal manera, pero a partir de eso me imagino que él también, con todo el bagaje que tenía, la trayectoria y el prestigio, proponía, me imagino.


EM: Por supuesto, y aparte que había un estudio de época ahí también po, que eran los 70. Esa obra ocurría entre los 70 y los 90, y toda su propuesta respecto a los 70 y todo era genial, po. Era muy bonita. Y como te digo, además tenía que ser muy práctica, eso no es tan fácil de hacer. Tenía que haber un vestuario básico, que era muy bonito y se juntaba súper bien con la escenografía, y todo lo demás que tenían que ser elementos. Yo hacía una gorda, ponte tú, una gorda enorme, que era una enfermera gorda. Y me acuerdo cuando me hacía el vestuario y me probaba unas piernas que eran de espuma, y un traje de enfermera encima… verdad, había olvidado que Marco había hecho eso.


E: Todas las personas con las que hemos hablado, que hemos entrevistado, coinciden en que Marco Correa era un tipo excepcional en cuanto a su visión artística, a su trabajo, etcétera. Pero ¿él dejó un legado realmente? Al día de hoy, sea en las artes escénicas, en TV, incluso en el mundo de las boutiques… ¿hay una impronta que él haya dejado? ¿O, más bien, producto de razones incluso comerciales y de otro orden, no se aprecia tanto su mano hoy?, ¿o su ojo, su visión?


EM: Yo no me siento con las herramientas como para contestar esta pregunta, porque soy más ignorante. O sea, yo no sé, yo puedo ir a ver una obra de teatro y encuentro que es preciosa, no sé qué tanto tenga que ver con una consecuencia de Marco. Pero es difícil que un hombre tan talentoso y activo no haya tenido herederos, porque además era muy generoso, siempre trabajaba con gente joven, entonces yo creo que su mano sigue estando, yo creo que debe estar en los teatros universitarios, en la ópera… yo creo que en la televisión también, en las cosas como más serias, menos las telenovelas diarias donde ahora compran ropa, ¿te fijai? Yo creo que ahí también está su mano. Sí, tiene que estar su mano, imposible que no lo esté. Él tiene que haber sembrado, yo creo que hay mucha cosecha de Marco.


E: ¿Cuántas telenovelas hiciste de los años 90 en adelante? Cuando ya dejaste de trabajar con TVN y Marco en particular.


EM: Muy pocas, porque yo fui mamá y ahí dejé de hacer teleseries.


E: Si tú compararas a Marco... bueno, dijiste que de alguna manera Pablo Núñez había recogido esta forma de trabajar, esta visión… pero, en general, si compararas a Marco con otros diseñadores de vestuario al menos en televisión, o en teatro… ¿en qué lugar lo colocas tú, o no tiene parangón?


EM: No sé si tendrá parangón, pero sí creo que él fue un precursor. Yo no sé si en esa época existía la escuela de diseño de vestuario de la Chile, quizá ni siquiera existía. Yo creo que él fue un gran formador, fue un gran formador. Y esas personas que no se repiten, también. Porque él juntaba muchas cosas. Juntaba un gran talento con esto de que era muy culto, además que era muy amigo de dramaturgos… era muy amigo de Alejandro Sieveking, con la Bélgica Castro, Tomás Vidiella, era amigo de la gente de teatro. Y también de la gente de música, de Luis Advis, era como un núcleo de gente muy virtuosa y culta. Bueno, él viene de una gran familia, ¿no? Entre comillas. De un sector como… no viene del mundo popular el Marco, era como cuico, podríamos decir. Era muy refinado.


E: Por eso también me llamaba la atención que todas estas teleseries de principios de los 80, la primera mitad, sobre todo, fueron… impactaron mucho en la sociedad chilena, hasta el día de hoy son muy recordadas. Mi nombre es Lara por ejemplo yo recuerdo, cómo se paraba todo ciertos días.


EM: Es que no existía el cable, po, y era lo único chileno que se hacía. Hoy en día hay series, hay películas. En esa época lo único chileno eran las teleseries.


E: Y eran los referentes más para ver como por ejemplo no sé, una mujer, que era el producto que consumía principalmente se ha visto en las dueñas de casa… también allí estaba la moda de la época, y había representaciones de distintos tipos de mujeres sobre todo.


EM: Sí, claro.


E: Quizá por eso se sintió convocado también, porque recuerdo que cuando él hizo diseño para Tai, a fines de los 60, principios de los 70, lo que se destacó de él es que hacía una moda chilena, con un sello chileno.


EM: Claro. Era moda chilena, pero cuica. Era cara.


E: Era exclusiva.


EM: Pero era chilena y original.


E: Eso mismo creemos que se traslada después, ¿no? Y uno lo ve al visionar hoy en día, con el tiempo, lo que te da el tiempo al visionar estas telenovelas y ver los personajes femeninos… Nos hemos encantado mucho porque se ve esa identidad también. Es muy interesante y bonito de mirar, lo que hicieron todos ustedes, esos elencos…


EM: Hmm.


E: Cómo se representaba además un Chile que estaba escondido, muy solapado.


EM: Sí, sí.


E: Entonces el trabajo de él también, estas villanas que desarrolla, icónicas, la Sonia Viveros, por ejemplo, en mi nombre es Lara también, historias de mujeres comunes en el fondo, es muy interesante mirar al día de hoy, creo yo.


EM: Sí.

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